lunes, 13 de abril de 2020

Domingo de Gloria

Orestes y Santiago

Hemos llegado al Domingo de Gloria.
El templo de nuestro barrio ha permanecido vacío durante toda la Semana Santa, sin embargo estamos seguros de que la luz de nuestras velas ha estado presente en muchos de nuestros hogares, y por lo tanto en la Iglesia de Puente Ladrillo.

Desde aquí agradecemos las aportaciones de todos aquellos que durante toda la semana nos habéis hecho llegar vuestras colaboraciones, fotografías, oraciones, reflexiones,...
 Ha sido una experiencia de enriquecimiento compartido lleno de sinceridad y cariño.
Pero sobre todo ha sido una forma de expresión de amor a Puente Ladrillo, 
a sus mayores  y a sus raíces;
 ha sido una luz para emprender el camino de nuevo, como decía Jesús Arambarri, marcado por la tristeza e incertidumbre de la lucha contra una cruel enfermedad, 
pero que nos llevará sin duda a una Nueva Vida.
Seguiremos caminando juntos.
Un abrazo y feliz semana.

domingo, 12 de abril de 2020

Domingo de Resurrección. Tomás y Juan Andrés

Reflexión sobre el Domingo de Resurrección.
No está aquí, ha resucitado“- (Mt 28,1-10)
Tomás y Juan Andrés

RESURRECCIÓN DE CRISTO
Fernando Gallego, 1480-1490
Óleo y temple sobre tabla.
Retablo mayor de El Campo de Peñaranda (Salamanca)

La Pascua de Resurrección es la fiesta central de la vida cristiana, es la celebración de la alegría por excelencia. Dura cincuenta jornadas (Pascua a Pentecostés), donde el día a día de los hombres y mujeres se vuelve claro y alegre. 
Seguramente la mañana de la resurrección del Señor a los ojos de los historiadores, la  gente más importante e influyente, periodistas de entonces,.. no sucedió nada que mereciese la atención. Fue un amanecer como el de cualquier otro día.
El evangelio de san Mateo nos dice que las mujeres, María Magdalena y otra mujer, fueron al amanecer al sepulcro a «ver»; querían contemplar el sepulcro, y quedaron mudas ante una visión que conmovió sus corazones. Probablemente querían montar guardia en el sepulcro, estar junto a Jesús en la muerte, permanecer junto a él y meditar sobre el misterio de su vida. Pero tuvieron el valor de superar a la noche y guardar el luto en el sepulcro. Y justo por eso experimentaron la Resurrección y el encontrarse con el Resucitado. Pero aquella mañana hubo prisas increíbles, sobresaltos, miedos y alegría nunca antes experimentados, pues unas breves palabras humanas quebraron para siempre el misterio del dolor y de la muerte: “no está aquí: ha resucitado”. Desde ese instante, quienes las oyeron y creyeron, vieron sus vidas trastocadas para siempre.

Aquel que murió en la Cruz el Viernes Santo, con su amor entregado hasta el extremo, ha vencido las tinieblas del pecado, del sufrimiento y de la muerte y ahora vive. Este es el anuncio más grande que recorre en estos días de un lado al otro de la tierra: ¡Cristo vive! Él no es un muerto, un personaje importante del pasado, una bonita historia de hace dos mil años. ¡No!. Él es el que vive para siempre, vive para estar con nosotros, vive para darnos vida. ¡Cristo vive! Éste anuncio seguramente tampoco hoy es noticia a los ojos de los medios de comunicación o de aquellos que esperan grandiosos acontecimientos, porque así no son las cosas de Dios. Hoy será experimentará la presencia del Señor resucitado: en nuestro mundo debilitado debido a la pandemia mundial del covid-19, en el confinamiento que pasamos en la casa familiar, en los enfermos por el contagio del virus, que esperan su recuperación, en los que esperan ver la luz y esperanza de otro día… y como no, en el corazón de todos y cada uno de nosotros.
Es la Pascua de Resurrección y, aunque la noticia no salga en los informativos del mundo, este año lo celebramos de una manera diferente, más sencilla y profunda, en familia, con los hermanos, los abuelos, los más pequeños del hogar, o solos, por estar aislados para evitar el contagio del covid-19.

Las palabras de Cristo a las mujeres son ¡Alegraos! Hoy es un día para el gozo profundo y verdadero. Como  dice san Pablo «Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe» (1Cor 15,14).
Cristo Jesús, nuestro Señor, él es el corazón de esta fiesta, la razón de nuestra alegría, la luz que venció a la oscuridad de la noche para llevarnos a la alegría y esperanza.

Os deseamos de todo corazón una ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Tomás y Juan Andrés, párrocos de Nra. Sra. de la Asunción.



sábado, 11 de abril de 2020

Feliz Pascua


El hombre viejo del 2020 para Jesús Arambarri.


Un fuego que traerá nueva vida.

Jesús Arambarri


Quemar lo viejo para iniciar algo nuevo. El fuego limpia, el fuego purifica. Lo que acabamos de realizar en el símbolo de la festividad religiosa de la Pascua, nuevo fuego y nueva luz, agua nueva para crear un impulso nuevo de vida: es esperanza , es quehacer, es un intento hacia caminos de nueva fraternidad. Pero el signo más bonito puede convertirse en su contrario. Y eso, ¿por que?:

Año 2020, mes de abril, noche del 11 al 12. La Autoridad, por bien común, tiene prohibidos los actos públicos. La necesidad, el bien común….; una pandemia lo impide. Para bien propio lo hacemos, lo queremos hacer. Pero hay un punto que nos duele mucho. La enfermedad no fue cortada a tiempo y muchas familias han perdido a seres queridos. Y después esa imagen repetida de los difuntos que tendrán que terminar casi siempre en un crematorio. Y este año la hoguera festiva del “hombre viejo”, con tantos difuntos, nos llena de lágrimas y nuestro corazón se siente herido. Es verdad que intentamos reanimar nuestra fe. Pero la escena de este año no es festiva. 

Pedimos a Dios que la próxima vez, la próxima Pascua, la Pascua sea fiesta. 

Queremos para nuestros investigadores caminos de sabiduría y logros importantes, para que los conocimientos adecuados nos regalen una vacuna para disfrutar un FUEGO que traiga NUEVA VIDA.

Jesús Arambarri.


El "hombre viejo" para Antonio Romo.


PEQUEÑAS HISTORIAS QUE DEJAN HUELLA Y HACEN BARRIO.

LA QUEMA DEL HOMBRE VIEJO
Antonio Romo Pedraz. 
Hace bastantes años, en la primavera del 29 de marzo de 1964, comenzó esta pequeña historia en nuestro barrio de Puente Ladrillo. Era el Sábado Santo, un día lleno de esperanza, de vida y de ilusiones.
Desde la mañana, los niños, jóvenes y mayores recogían todo lo viejo para preparar la hoguera que llenaría de luz las calles del barrio. Cuando pasados unos años llegué a Puente Ladrillo, este acontecimiento fue una grata e inolvidable sorpresa.
A las 12 de la noche comenzamos la misa, la iglesia como en los días grandes de fiesta, estaba llena de personas, música, alegría e ilusión celebrábamos la resurrección de Jesús. Era el triunfo de la vida sobre la muerte, de la unión sobre la división.
Al acabar la misa, como si fuese una procesión, caminamos a encender la hoguera. Había que quemar lo viejo, lo que nos hace inhumanos: envidias, individualismo… para que surgiera el hombre nuevo. El fuego purifica y da calor. Jesús resucitado nos reunía en un canto del hombre nuevo. Era necesario quemar lo viejo para que surgiese la vida.
Apagada la hoguera, fuimos al centro parroquial a tomar unas perronillas y un vino, cantando y bailando la alegría de la vida y de la fe.
Destacaría dos valores de esta pequeña historia:
- Primero, la vida hay que vivirla como la primavera, rebosante de esperanza. Una religiosa carmelita de Andalucía lo expresaba así:

¡Bienvenida, primavera!
Hueles a incienso y a ramos,
con tu traje de colores
y los cantos de tus pájaros.
Ven a pintar de azul-cielo
esta tierra que habitamos.
¿No sentís que en este mundo
algo nuevo está brotando?
Si será la primavera
que está apresurando el paso…»


- El segundo valor es la lucha, la ilusión, el trabajo en equipo. Todo esto lo expresábamos con una canción, que unidos cantábamos y que casi se hizo himno de nuestro barrio: “Habrá un día en que todos al levantar la vista una tierra que ponga libertad”


Un abrazo. Felices pascuas a todos
Antonio Romo Pedraz


El "hombre viejo" para Paco Buitrago

MI REFLEXION EN TORNO AL RITO DE LA “QUEMA DEL HOMBRE VIEJO” EL SABADO SANTO EN PUENTE LADRILLO


Paco Buitrago


Hola a todos(as): ¿Qué tal os encontráis?; ¿cómo estáis viviendo este periodo de cuarentena debido a esta pandemia del coronavirus que nos ha sobrevenido sin pedirnos permiso? Espero que estéis bien y con el ánimo fuerte y esperanzado. Entre todos lo vamos a ir superando. Yo estoy bien y la mayoría de las personas cercanas también. Es verdad que conozco varias personas que están ingresadas por este virus y otras que han fallecido. Por algunas de ellas he rezado en algunos cementerios de nuestros pueblos de la zona de Alba. Descansen en paz y que sus familiares estén confortados.

Hace unos días me pidió Santiago padre que os enviara una pequeña reflexión en torno a mi vivencia y significado de este rito o gesto de quemar “el hombre viejo” en la noche del sábado santo en Puente Ladrillo. Aquí os va mi vivencia de este hecho.

Cuando escuché por primera vez y viví este hecho, capté la dimensión “sacramental” que tenía en el barrio. Era un “rito” enraizado en los orígenes de la comunidad humana y cristiana que vivía en Puente Ladrillo. Por ser fieles a esta tradición había que prepararlo y realizarlo con ilusión y esmero. Como tal, yo percibía que, sobre todo para los más pequeños, tenía un cierto carácter” mágico” y a la vez “sagrado”.
Recuerdo que esa primera vez para mí lo preparamos con los niños y los adolescentes de la parroquia y del barrio. Comenzamos antes del sábado. Fue en el descampado en el que hoy se encuentra el Parque “Tomás Bretón”. Recogimos tablas y maderas de los alrededores, ropas y telas viejas, incluso ruedas de coche ya usadas, etc. Y después de celebrar la Vigilia Pascual y en ella la Resurrección del Señor, nos trasladamos todos al lugar preparado.
Era una continuación de la alegría que los cristianos vivimos porque Jesús ha resucitado y vive entre nosotros. Lo acabábamos de celebrar en nuestro querido templo litúrgicamente. Era, pues, una noche de fiesta y de Luz para toda la humanidad y la creación y, por lo tanto, también para nosotros. Y en este ambiente festivo y popular, muy característico de nuestro barrio, prendimos el fuego. Se fue haciendo una gran hoguera. La fiesta estaba amenizada por la gaita y el tamboril de nuestro querido Rufo. Mientras el muñeco viejo que habíamos hecho se iba quemando, bailamos, cantamos y aplaudimos.
El vocablo “hombre viejo” es usado por San Pablo en varias de sus cartas en contraposición al “hombre nuevo”. San Pablo nos hace ver que la persona que ha sido bautizada (los primeros cristianos, en la primera época de la Iglesia, eran bautizados de adultos en esa Noche Santa tras un periodo serio de conocimiento y conversión), es una criatura nueva porque ha recibido la condición de hijo de Dios por la gracia del Espíritu Santo recibido en el bautismo.
Leemos en la carta de San Pablo a los Colosenses en el capítulo 3, versos del 9 al 12: “No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos”.

Veo reflejado en este texto una característica de Puente Ladrillo: su apertura y acogida a las personas, sin hacer diferencia entre ellas por sus características o condición social. Así lo he vivido yo y lo he descubierto en la historia del barrio y en sus vecinos. La población actual del barrio es muy diversa. Esto me parece a mí que aporta al barrio esta característica del “hombre nuevo” del que habla San Pablo. Para Cristo, el “Hombre Nuevo” que todos estamos llamados a ser todos somos iguales: hijos de Dios y hermanos.
Avanzando en el texto de la carta a los colosenses de San Pablo, leemos desde el verso 12 hasta el 15: “Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados, formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos”.
Estas palabras de San Pablo las veo reflejadas en mi experiencia y vida en mi paso por el barrio: la convivencia fraternal, los campamentos intergeneracionales, las acciones comunitarias, la fiesta y la alegría, la solidaridad, la acogida…Lo he visto de formas distintas en las sucesivas etapas en las que he vivido en el barrio; en la primera en que éramos menos y después en que la familia fue creciendo mucho. En este sentido me atrevo a afirmar que la comunidad humana y cristiana de Puente Ladrillo tiene bastantes parecidos con el “hombre nuevo” que nos trae Jesucristo. Todo lo contrario sería el “hombre viejo” que, por su resurrección, desaparece y se quema con la voluntad y el compromiso de los vecinos de ser buenas personas y buenos cristianos; en la vida y las tareas cotidianas vividas en común.

Esto que os intento transmitir queda mucho mejor expresado en la poesía tan querida de Doña Teresa Durán (Dª Tere) titulada: “Al Cristo Ferroviario”. Si la tenéis, os animo a que la leáis de nuevo y la recéis en estos días que se acercan. Nos imaginamos la hermosa talla que preside, junto a la Virgen de la Asunción, el templo del barrio. Os recuerdo sólo dos estrofas de esta poesía:

“Y que el Puente de Ladrillo
Siga como siempre hermano.
Cuando lloren unos ojos
Ver a los otros llorando.
Cuando se cante flamenco,
Ver a los demás cantando.
Así se te quitarán,
¡Mi Jesucristo, tus clavos!”


Un abrazo.
Paco Buitrago.


Historia de Puente Ladrillo



De la hoguera habría de salir el hombre nuevo

En el año 1964 se celebró por primera vez "la quema del hombre viejo", un rito nuevo que entró a formar parte de la Semana Santa del barrio de Puente del Ladrillo. Heliodoro Morales hizo un relato de la primera vez que se realizó.

En realidad el impulsor de dicho rito fue don Eduardo Arnau, sacerdote que realizaba su labor pastoral, junto a don Heliodoro Morales, en Alto del Rollo y en el Puente Ladrillo.
Los chavales del barrio construían el "hombre viejo" con ropaje vieja que rellenaban de paja. Terminada la tarea era colocado el "hombre viejo" sobre una silla y ésta se ataba en lo alto de un poste hincado en la tierra. Alrededor del mismo se ponían todo lo "viejo" que sobraba en las casas.
Todo se preparaba antes de celebrar la Vigilia Pascual, el Sábado Santo. Una vez concluida la celebración cristiana, el "pueblo" se dirigía al lugar con la pica del "hombre viejo". Con un estricto ceremonial se encendía la hoguera. las llamas daban buena cuenta del "hombre viejo que se resistía en su trono a ser destruido por las llamas. Cuando caía del todo, los asistentes rompían en cánticos , alzando los brazos como señal de que comenzaba lo "nuevo". El jolgorio popular se alargaba danzando y saltando sobre los rescoldos de la hoguera.

La tradición se mantuvo hasta finales del siglo XX.

Con motivo de la "quema del hombre viejo" , en el año 1990 algunos vecinos del barrio escribieron:

..... Nuestra única pretensión (siguiendo la línea habitual) era la de ofrecer nuevos cauces y formas a nuestra gente, aportar a todo el engranaje de la Semana Santa dimensiones integradoras, es decir, completar el sentido religioso con una dinámica educativa, cultural, comunitaria... Nos interesa la persona, con todos sus valores y posibilidades. Es por esto por lo que no nos conformamos con lo impuesto culturalmente. Y éste es el mismo móvil que nos permite no quedarnos en una crítica neutral y pasiva de lo que existe, sino en apostar porque entre nosotros florezca lo nuevo.
Y desde esta visión personalista no podemos negar la tradición ni las tradiciones. Pero lo que sí podemos hacer legítimamente es humanizar tales reseñas del pasado. Y humanizarlas significa hacerlas propias del hombre, no de cualquiera, sino del hombre concreto, del hombre real, del ser humano de Puente del Ladrillo, que hoy , aprendiendo del ayer, continúa luchando por su dignidad y soñando con un mundo mejor.....


viernes, 10 de abril de 2020

Noche de silencio


 Terminamos el día sabiendo que muchas veces en nuestro camino no vemos el Sol, no vemos la Luz , todo es cuesta arriba; piedras, zarzas y cruces aparecen a cada paso. Sin embargo, si somos capaces de ver nuestra sombra proyectada sobre cada obstáculo, es seguro que esa gran Luz está detrás de nosotros.


Y cuando lleguemos a lo alto, al calvario y por fin miremos alrededor, justo en ese instante todo tendrá sentido, sentiremos el calor de esa Luz en nuestro rostro y su presencia en cada hierba, en cada aroma, en cada persona, en cada nube...
Entonces nuestro corazón se serenará sabiendo que después de cada atardecer, hay un gran silencio seguido de un nuevo amanecer que nos dejará ver todo aquello que estaba escondido bajo la oscuridad nocturna.













Jesús y María en barrios y calles.


Viacrucis Viernes Santo.

Cristo nos libra de nuestras ataduras.
Hecho por jóvenes para jóvenes.

Delegación de infancia y juventud de la Archidiocesis de Burgos.








Semana Santa en Salamanca


SENTIMIENTO COFRADE
Estas palabras te las dedicamos a ti, cruel enfermedad
desde el sentimiento cofrade de cualquier hermandad.
Esta Semana Santa la recordaremos de manera especial
porque todos los hermanos y hermanas lucharemos en igualdad.

Todas las tardes ovacionamos con PALMAS
a aquellos que luchan contra esta AGONÍA
¡comprometidos NAZARENOS entregando sus almas!
sin convertir esta acción en simple monotonía

Nos has DESPOJADO de LUZ, de ALEGRÍA
¡te venceremos con HUMILDAD y SABIDURÍA!
Has atacado a nuestros mayores sin PIEDAD
pero lograremos con PASIÓN que venza la BONDAD

No los dejaremos partir en SOLEDAD
tendrán BUENA MUERTE, llena de AMOR Y PAZ
No más cuerpos YACENTES, ni LÁGRIMAS en los ojos
La PENITENCIA pasará, la paciencia triunfará

Aplaudiremos la RESURRECCIÓN del mundo
la vuelta a la vida….
Queridos cofrades:
¡mantened la ESPERANZA viva!

Alicia San Casto Macías y Sonia Macías


Cofradías de Salamanca
Fotografías de Asun, Santiago, Sonia, Jorge, Alicia, Rubén y Virgi.











La Virgen de la Soledad.
Preciosa...como siempre (Asun)


Creciendo en la Fe en familia.

Una noche de oración


Esta noche, es una noche de oración.
Durante toda la noche los vecinos hacíamos turnos para mantener abierto nuestro Templo desde la Hora Santa, a las 22:00, hasta la oración de la mañana, que preparaban las hermanas de la congregación religiosa de los Sagrados Corazones.

Después de las Siete Palabras el silencio se adueñaba de la iglesia, solo interrumpido por algunos rezos y letanías, que normalmente hacían nuestros mayores.

Hoy queremos recordar especialmente a dos personas que año tras año, y desde que llegaron al barrio, pasaron a formar parte de esta tradición aportando su trabajo, sus ganas y su FE: Víctor y Teresa.
Vuestro paso por Puente Ladrillo estuvo marcado por una disponibilidad difícil de encontrar. Nos acostumbramos a que preparaseis las celebraciones desde vuestro conocimiento de las mismas y de los evangelios. Muchas veces os dejasteis lavar los pies, pero muchas más fueron las que nos los lavasteis a los demás a través de vuestros gestos de servicio.

Sabemos que a pesar de la distancia, vuestra presencia se siente, la de los dos. Teresa seguro que ya  ha utilizado su carácter para prepararnos un buen hueco allá arriba, tan previsora y detallista como siempre.
Y tú Víctor, dejándote servir mientras te recuperas de una operación en Alemania. Ahora es cuando todo esto toma sentido y puedes ofrecerle a tus hijas y nietas la oportunidad de resucitar en ellas lo mejor de su interior. 
Gracias familia por todo el amor que sembrasteis por aquí.

Vamos a acompañar la entrada con una fotografía del Monumento realizado por los Padres Dominicos en la Iglesia de San Esteban. Entre ellos Ángel, hermano de Julio al que también podemos ver echando una mano en la colocación de nuestro Monumento.
Ambos han lavado tantas veces los pies de los que les rodean, que ahora les resulta difícil dejarse servir desde la enfermedad y la soledad que esta situación excepcional ha traído.
Un abrazo para ellos y para todos aquellos que os rodean y os quieren, que nos consta son muchos.





jueves, 9 de abril de 2020

El Monumento de Puente Ladrillo

Juan 13: 4 - 16


[...]se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?". Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo,pero después lo comprenderás". "No- le dijo Pedro-, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió :"Si yo note lavo, no podrás compartir mi suerte". "Entonces, Señor -le dijo Simón Pedro -,¡no solo los pie, sino también las manos y la cabeza!". Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos". Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor;  y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

Les aseguro 
que el servidor no es más grande  
que su señor,
ni el enviado más grande
que el que lo envía.
[...]