domingo, 12 de abril de 2020

Domingo de Resurrección. Tomás y Juan Andrés

Reflexión sobre el Domingo de Resurrección.
No está aquí, ha resucitado“- (Mt 28,1-10)
Tomás y Juan Andrés

RESURRECCIÓN DE CRISTO
Fernando Gallego, 1480-1490
Óleo y temple sobre tabla.
Retablo mayor de El Campo de Peñaranda (Salamanca)

La Pascua de Resurrección es la fiesta central de la vida cristiana, es la celebración de la alegría por excelencia. Dura cincuenta jornadas (Pascua a Pentecostés), donde el día a día de los hombres y mujeres se vuelve claro y alegre. 
Seguramente la mañana de la resurrección del Señor a los ojos de los historiadores, la  gente más importante e influyente, periodistas de entonces,.. no sucedió nada que mereciese la atención. Fue un amanecer como el de cualquier otro día.
El evangelio de san Mateo nos dice que las mujeres, María Magdalena y otra mujer, fueron al amanecer al sepulcro a «ver»; querían contemplar el sepulcro, y quedaron mudas ante una visión que conmovió sus corazones. Probablemente querían montar guardia en el sepulcro, estar junto a Jesús en la muerte, permanecer junto a él y meditar sobre el misterio de su vida. Pero tuvieron el valor de superar a la noche y guardar el luto en el sepulcro. Y justo por eso experimentaron la Resurrección y el encontrarse con el Resucitado. Pero aquella mañana hubo prisas increíbles, sobresaltos, miedos y alegría nunca antes experimentados, pues unas breves palabras humanas quebraron para siempre el misterio del dolor y de la muerte: “no está aquí: ha resucitado”. Desde ese instante, quienes las oyeron y creyeron, vieron sus vidas trastocadas para siempre.

Aquel que murió en la Cruz el Viernes Santo, con su amor entregado hasta el extremo, ha vencido las tinieblas del pecado, del sufrimiento y de la muerte y ahora vive. Este es el anuncio más grande que recorre en estos días de un lado al otro de la tierra: ¡Cristo vive! Él no es un muerto, un personaje importante del pasado, una bonita historia de hace dos mil años. ¡No!. Él es el que vive para siempre, vive para estar con nosotros, vive para darnos vida. ¡Cristo vive! Éste anuncio seguramente tampoco hoy es noticia a los ojos de los medios de comunicación o de aquellos que esperan grandiosos acontecimientos, porque así no son las cosas de Dios. Hoy será experimentará la presencia del Señor resucitado: en nuestro mundo debilitado debido a la pandemia mundial del covid-19, en el confinamiento que pasamos en la casa familiar, en los enfermos por el contagio del virus, que esperan su recuperación, en los que esperan ver la luz y esperanza de otro día… y como no, en el corazón de todos y cada uno de nosotros.
Es la Pascua de Resurrección y, aunque la noticia no salga en los informativos del mundo, este año lo celebramos de una manera diferente, más sencilla y profunda, en familia, con los hermanos, los abuelos, los más pequeños del hogar, o solos, por estar aislados para evitar el contagio del covid-19.

Las palabras de Cristo a las mujeres son ¡Alegraos! Hoy es un día para el gozo profundo y verdadero. Como  dice san Pablo «Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe» (1Cor 15,14).
Cristo Jesús, nuestro Señor, él es el corazón de esta fiesta, la razón de nuestra alegría, la luz que venció a la oscuridad de la noche para llevarnos a la alegría y esperanza.

Os deseamos de todo corazón una ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Tomás y Juan Andrés, párrocos de Nra. Sra. de la Asunción.



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