Un fuego que traerá nueva vida.
Jesús Arambarri
Quemar lo
viejo para iniciar algo nuevo. El fuego limpia, el fuego purifica. Lo
que acabamos de realizar en el símbolo de la festividad religiosa de
la Pascua, nuevo fuego y nueva luz, agua nueva para crear un impulso
nuevo de vida: es esperanza , es quehacer, es un intento hacia
caminos de nueva fraternidad. Pero el signo más bonito puede
convertirse en su contrario. Y eso, ¿por que?:
Año 2020,
mes de abril, noche del 11 al 12. La Autoridad, por bien común,
tiene prohibidos los actos públicos. La necesidad, el bien común….;
una pandemia lo impide. Para bien propio lo hacemos, lo queremos
hacer. Pero hay un punto que nos duele mucho. La enfermedad no fue
cortada a tiempo y muchas familias han perdido a seres queridos. Y
después esa imagen repetida de los difuntos que tendrán que
terminar casi siempre en un crematorio. Y este año la hoguera
festiva del “hombre viejo”, con tantos difuntos, nos llena de
lágrimas y nuestro corazón se siente herido. Es verdad que
intentamos reanimar nuestra fe. Pero la escena de este año no es
festiva.
Pedimos a Dios que la próxima vez, la próxima Pascua, la
Pascua sea fiesta.
Queremos para nuestros investigadores caminos de
sabiduría y logros importantes, para que los conocimientos adecuados
nos regalen una vacuna para disfrutar un FUEGO que traiga NUEVA VIDA.
Jesús
Arambarri.
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