LA BURRA
![]() |
Don Salvador Encargado de hacer sonar la burra. Fotografía: González |
![]() |
Fotografía de El Adelanto. Pilar Fernández y Telesforo Martín conversando sobre las construcciones ilegales y los barros en Puente de Ladrillo. 1979 |
Este
barrio centenario de Puente de Ladrillo ha tenido, en todos los momentos de su
historia, personas que han desempeñado su labor como concejales del
ayuntamiento con mayor o menor éxito a la hora de resolver los problemas del barrio.
Hoy destacamos a cuatro personas que ocuparon el cargo de concejal en el ayuntamiento salmantino. Corresponden a distintos periodos políticos de la historia de
Salamanca y de España.
Concejal durante la II República, el médico don
Guzmán Buxadellas Gombau defendió las peticiones que le formulaban los vecinos
de Puente de Ladrillo para instalar una fuente pública de agua potable. Atendió
en la Casa de Socorro a varios vecinos de Puente del Ladrillo.
Durante el periodo franquista, el
empleado de banca don Gerardo Martín Calvo colaboró activamente, para aprobar
la asociación de vecinos, asegurar una vía de comunicación, implantación del
autobús, integración del barrio en la ciudad y denunciar las construcciones
ilegales. Se enfrentó a concejales que defendían que el Puente de Ladrillo era
un barrio “pirata” y que había de derribarse (Verdad, señor Pariente!). Para entrevistarse Gerardo con los vecinos, el director del Banco Hispano…
tenía que concederle el permiso correspondiente y no se lo daba en todas las
ocasiones.
![]() |
Fotografía El Adelanto. Campaña electoral para las municipales 1979. Pilar Fernández Labrador conversa con un niño a través de la reja de las escuelas. |
En 1979, primer ayuntamiento
democrático de la Transición, un vecino y nieto de los fundadores de Puente de
Ladrillo formará parte de la corporación como concejal por UCD. Actualmente
sigue paseando por la Aldehuela.
En 2003 José Ángel Domínguez Pérez, vecino de Puente de Ladrillo, forma parte del gobierno municipal como concejal del PSOE. Sigue .
siendo un maestro de la vida y Catedrático de la Universidad de
Salamanca.
Telesforo Martín Sierra y José Ángel Domínguez Pérez formaron parte, en diferentes años, de la directiva de la asociación de vecinos "PUENTELAVE". Telesforo renunció , tal y como estaba establecido en el reglamento de la Asociación, a seguir como secretario de la entidad vecinal al comunicar a la junta directiva su incorporación a UCD.
Deseamos contar con las contribuciones personales de Telesforo y de José Ángel, Nadie mejor que ellos para relatar su propia experiencia como vecinos de Puente de Ladrillo y, sobre todo, por ser protagonistas directos de esta historia del barrio. Sus testimonios de servicio al bien común serán de gran valor para muchos jóvenes y niños
![]() |
Miniatura vagón ganadero con garita para guardafrenos.. Por gentileza de Abdón González |
Juan Antonio Pérez
Juan Antonio Pérez era hijo del
señor Narciso y de la señora Manuela que vivieron en Puente del Ladrillo número
8, actualmente es un solar en calle Juan Manso esquina Sierra Nevada. Los que
éramos niños le recordamos sentado al sol, frente a su casa y casi siempre
leyendo aquellas novelas de tamaño reducido que se vendían principalmente en
los kioscos, sobre todo, los situados en las estaciones ferroviarias. Cuando
estaba en casa estaba permanentemente vigilando a los niños que estaban dentro
de su casa recibiendo educación de su esposa Teresa Durán (doña Tere). Tuvo dos
hijos: Pelayo y José.
Un hombre bueno que era muy querido por los niños y niñas que asistían a
la “escuela”. Siempre atento para resolver los conflictos y curiosidades
infantiles. Colaborador en la construcción del belén de la “escuela”.
Trabajó en Renfe como guardafrenos. Su compañera en el trabajo era un arca
hecha de madera, sin forrar, con la tapa llana y unas bisagras por uno de los
lados más largos y por el otro, unas alcayatas que abrazaban el candado de
abrir y cerrar el cajón. Una correa ancha se sujetaba en ambos lados más cortos
del arca que servía para colgarla sobre el hombro . En su interior iba una
sencilla despensa con alimentos básicos: patatas, pimentón, ajos, cebollas,
sal, tocino, huevos y hortalizas de temporada. Un pequeño farol y las
herramientas propias para manipular manualmente los frenos del vagón. Además de
los víveres y herramientas, Juan Antonio añadía varias novelas de Marcial
Lafuente Estefanía, publicaciones que además de adquirirlas pagando su precio,
podían cambiarse, una vez leídas, en los kioscos. Tenían un tamaño parecido a
la mitad de una cuartilla. Eran novelas para entretenerse en los largos ratos
que estaba en el pequeño espacio de la garita de los vagones. Los argumentos
eran muy sencillos lo que facilitaba su lectura. Los lectores se divertían con
los vaqueros, los indios, el sheriff, la chica más guapa, tiros y más tiros,
rifles, flechas… Todo se reducía al bueno y al malo o malos. Lógicamente ganaba
el bueno que como premio se llevaba a la chica más guapa del salón. Estaban
escritas con palabras muy fáciles de comprender.
En estos tiempos de las novelas
del oeste también se proyectaban películas con parecidos argumentos. Los pobres
indios siempre perdían. Los vaqueros que no tenían historia que contar se
convertían en héroes a base de tiros. Tanto en la lectura como viendo películas del oeste, el público
se divertía. El franquismo logró, por medio de estas publicaciones, que muchas
personas leyeran y estuvieran "distraídas".
![]() |
Reproducción modelismo ferroviario de vagón con garita |
Juan Antonio, con su arca al
hombro, iba y venía a la estación. El servicio podía ser hasta Medina del
Campo, Ávila, Plasencia, La Fregeneda, Zamora o Fuentes de Oñoro. Ocupaba la
garita del vagón asignado, normalmente era el último, y allí se mantenía horas
y horas pendientes, con sus miradas a través de pequeños huecos hechos en las
paredes del reducido habitáculo, y manteniendo permanente vigilancia para echar
el freno cuando fuera preciso. El freno se hacía mediante un volante de hierro
que giraba en ambas direcciones. Los vagones formaban trenes de mercancías cuyo
tráfico era muy lento, ya que en muchos pueblos había que hacer maniobras para
enganchar o desenganchar vagones, dejar o subir mercancías. Todo ello suponía
que el guardafrenos pasaba uno, dos, tres días fuera de su casa. Así que se
veía obligado a preparar la comida. Juan Antonio era, quizás por necesidad, un
extraordinario cocinero. Unas patatas cocidas con tocino, pimiento, cebollas,
bacalao seco, rehogadas con pimentón , pan y un buen trago de vino de la
botella forrada de cuerda era un menú muy frecuente.
Trabajo muy duro por la estrechez
de la garita, responsabilidad, frío, nieve, agua, calor y otras incomodidades
eran compañeras de los guardafrenos. Muchos guardafrenos sufrieron accidentes
por congelación o por golpes de calor. Los diferentes sonidos de la máquina,
parecido al lenguaje morse, se traducían en maniobras que había de realizar el
guardafrenos. Apretar el freno, aflojar el freno, recorrer los vagones en las
paradas, sustituir al jefe de tren, echar a los polizones,… eran algunas de esas tareas.
Tenga Juan Antonio, a través de estas
líneas, el reconocimiento de sus convecinos a su esfuerzo y trabajo duro que
realizó en unas condiciones físicas adversas e inseguras.
DOÑA TERE MONTÓ EL BELÉN
Doña Tere fue una vecina
que desempeñó en las décadas de los 50 y 60 la tarea de enseñar las primeras
letras y los números a los niños y niñas del poblado de Puente de Ladrillo. No
había sueldo, todo era voluntario y todo era amor. Posiblemente haya sido uno
de los mayores logros de una comunidad olvidada por las Instituciones públicas
y privadas. En un capítulo aparte desarrollaremos las aportaciones que hizo
doña Tere a la formación del PUENTE DE LADRILLO.
Por aquellos años la Navidad comenzaba
con el sorteo de Navidad, es decir, al día siguiente de su celebración que era
cuando se comprobaban las escasas participaciones que los vecinos habían
adquirido, sobre todo, en el kiosco de la estación del ferrocarril. Unas
papeletas muy grandes de tamaño, de grueso papel, de opacos colores y con los
números impresos manualmente en cada una de ellas.
Hay que montar el belén, decía doña
Tere a sus “chicos y chicas”. El ejército
de pequeños, alborozados por la noticia, proponían las tareas que habían de
realizarse. Unos tendrían que ir a buscar escorias que sacaban los limpiadores
de las calderas de las máquinas del tren, otros irían a buscar musgo en las
laderas de las trincheras de las vías del tren y otros se encargarían de llevar
arena y algunas piedras pequeñas. Al final de la mañana ya estaban todos los
materiales en la habitación que se utilizaba como aula. Con tablas y puertas
viejas se construía rápidamente una tarima. El musgo, las escorias y la arena
la cubría. Cada uno de los niños proponía dónde poner el portal, las “casas”,
el puente, el rio, los reyes y demás objetos decorativos. Las figuritas eran,
en su mayoría de doña Tere, aunque había algún niño que aportaba las suyas. A
la hora de la merienda el belén ya estaba montado. Por indicación de doña Tere
lo primero que debíamos hacer, concluida la tarea, era cantar unos villancicos.
El belén de doña Tere era un poco de
todos. Sus figuritas eran sencillas, de barro y con pocos detalles
escultóricos. Las casas y el portal eran de escorias ferroviarias, como las
casas de Puente Ladrillo construidas con las piedras de la construcción del
ferrocarril. Los puentes se hacían con pequeños trozos de cartón de las cajas
de zapato y se intentaba que se pareciese al puente existente en el barrio,
cuestión que no conseguían las manos de los niños. La casa de doña Tere, al
igual que en el resto del vecindario, la puerta de la “calle” estaba tanto de
día como de noche abierta., por lo que era fácil entrar a visitar el excelente montaje
helenístico que había montado doña Tere y sus “niños”. Durante bastantes años
se mantuvo esta tradición en el barrio.
El “belén de doña Tere” sirvió de
motivación en muchos niños para construirse sus propios belenes. Dicha
actividad infantil tuvo en la década de los 60 un reconocimiento a nivel de
ciudad obteniendo un segundo puesto en el concurso de belenes. Éxito que fue
compartido por todos los niños y niñas de “la escuela” de doña Tere, ya que el
premio conseguido fue bolsas de varios kilos de caramelos y otras chucherías.
Lamentablemente las figuras, de gran
tamaño y valor escultórico, que se adquirieron en la Iglesia de Santa María por
don Heliodoro Morales, a petición de doña Tere, fueron desapareciendo poco a
poco hasta que en la década de los ochenta ya no quedaba ninguna.
En años posteriores, con motivo de un
premio de la ONCE, varias mujeres donaron dinero para adquirir imágenes para el
belén de la Iglesia. Se adquirieron, de varios tamaños, las figuras del
Misterio y los Reyes Magos.
La escasez de recursos económicos no
fue hándicap para hacer una de las manifestaciones artísticas más creativas de
la historia de Puente de Ladrillo: el” belén de doña Tere”. La imaginación
infantil compensaba con creces todas las
dificultades.
Grupo “Escuela Abierta”.
Hª de Puente Ladrillo
EL PRIMER NACIMIENTO EN PUENTE DEL LADRILLO
Fotografía: Ricardo L |
En estos días festivos despedimos,
entre belenes e inmensidad de luces callejeras, el año 2024. Han pasado ya cien
años de que el Puente del ladrillo celebrara el primer nacimiento. Una preciosa
niña que inundó de felicidad las humildes casas del poblado ferroviario. Un
nacimiento en el seno de una familia ferroviaria, entre candiles y al amor del
calor que desprendía la estufa de carbón y sus familiares y vecinas. Por
entonces no había asistencia médica que facilitara los partos. Algunas vecinas
preferían ir al pueblo de procedencia para dar a luz ya que allí encontraban
mayor seguridad en el desarrollo del parto, poniendo su confianza en la partera
o comadre. En aquellos tiempos estas mujeres asistentes gozaban de gran
autoridad en las comunidades y eran muy valoradas socialmente.
La historia de Puente de Ladrillo ha
recogido los datos sobre este hecho que durante muchos años se ha olvidado y
que, en justicia, merece ocupar un lugar preferente.
Grupo
Historia de Puente Ladrillo.
Escuela
Abierta . D.L.
CONTRA VIENTO Y LOS
CABLES
![]() |
Placa con el nombre de Don Heliodoro Morales. 20-12-2024 |
Entrando, desde la calle
de Jesús Arambarri, por la calle de don Heliodoo Morales podemos observar
sobre la pared una pequeña reliquia de nuestro pasado. Una vez más los vecinos
resolvieron los muchos problemas que se derivaban de no estar indicadas los
nombres de las calles con rótulos. Fruto del dialogo, entre el presidente de la
asociación de vecinos y Marcelino, de Cocarsa, acordaron realizar las
correspondientes placas del callejero del barrio. Marcelino donó gratuitamente
todas las placas de chapa y su hermano Paco fue el encargado de pintarlas.
Han pasado casi cincuenta años desde
que un objetivo de la asociación de vecinos se consiguió con la colaboración
generosa de un hombre humilde que nos demostró lo que era ser un auténtico
comunista . Es importante dedicarle, más adelante, unos renglones en la
historia de este barrio.
A partir de la colocación de las
placas los carteros podían realizar mucho mejor su trabajo repartiendo las
cartas en menos tiempo y entregándoselas a sus destinatarios. Junto a esta
iniciativa de las placas se iniciaron los trámites para colocar un buzón de
correos.
La reliquia de la placa con el nombre de Don Heliodoro Morales se mantiene atrapada en una cárcel de cables, aguantando el paso de los tiempos y perdiendo lentamente la huella que dejaron unos hombres desinteresados y luchadores por el bien común.
EL AYUNTAMIENTO DA VISTA A TOMÁS BRETÓN
El pasado día 17 de diciembre operarios
de parques y jardines, limpiaron y podaron diversos arboles del parque Tomás
Bretón. Con ello consiguieron, entre otros objetivos, que el deteriorado busto
del inminente músico salmantino se pudiera contemplar desde cualquier punto del
parque. Una acción que hay que aplaudir. Durante muchos meses e incluso años el
entorno del busto ha estado escondido, abandonado y descuidado.
Ahora corresponde al ayuntamiento tomar medidas urgentes para restaurar el busto y crear un espacio digno que de valor a lo que representa el gran músico salmantino.
Asociación Cultural “Escuela Abierta”
![]() |
En diciembre del año 2024 el Ayuntamiento de Salamanca permite que siga tapado el desdichado busto de Tomás Bretón. Un busto sin nariz, por la actuación de desalmados, que ha ido de allá para acá y que terminó tirado en los almacenes municipales. De esas dependencias salió para "rellenar" una zona del barrio Puente Ladrillo convertida en parque.
En los últimos años los responsables municipales han vendido proyectos y más promesas para dignificar el entorno del busto. Parece ser que las cosas de palacio van despacio ya que al día de hoy las personas que disfrutan del parque Tomás Bretón no pueden contemplar la maltratada escultura.
El terreno que ocupa el citado parque se halla en un terreno que fue. en el pasado, de labor y junto a él existió una porción de tierra que era utilizado como campo de fútbol por los niños y jóvenes del barrio. La transformación en parque se realizó siendo presidente de la Asociación de Vecinos José Bautista.
Extracto Historia del barrio. Grupo Escuela Abierta
El día 11de diciembre de 2024, a las 12:02 horas, una locomotora de gasoil circulaba con diversos tipos de coche que se utilizaron en el siglo pasado y que hoy forman parte de los vehículos ferroviarios que conservan y mantienen los amigos del ferrocarril de Madrid. Trás pasar una jornada festiva en nuestra ciudad volvieron en el mismo tren a Madrid. Nuevamente la composición pasó por nuestro puente a las 18:04- Algunos aficionados al tren se encontraban en el puente para fotografiar el paso del tren. Enhorabuena a los amigos del ferrocarril de Madrid.