LOS REYES MAGOS NO SE OLVIDABAN DE PUENTE DE LADRILLO
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Sus Majestades tomando una copita para reponer fuerzas en casa de Maguí. Era una noche muy fría. En la fotografía podemos ver a Melchor, Gaspar y Baltasar acompañados por Juanito y don Heliodoro. |
Tanto los niños como las niñas eran el
grupo mas importante. Los padres y el resto de los vecinos del poblado sabían
muy bien que debían prestarle todo tipo de cuidados. La sanidad, la educación,
la alimentación y el vestido eran las principales necesidades de los niños. La
escasez de recursos económicos convertía dichas necesidades en problemas. A
pesar de todo, todos los años los Reyes Magos hacían una breve parada en el
Puente de Ladrillo para atender las peticiones que habían formulado sus niños y
niñas. Hubo años que los Magos se confundían al no poder localizar exactamente
las viviendas ya que no tenían luces. En los años cincuenta les resultaba más
fácil dejar los regalos a cada uno de los niños. Las calles estaban iluminadas
tenuemente, pero era suficiente para no confundirse en la entrega de los
pedidos. No era mucho lo que pedían los niños. Una naranja, una caja de
pinturas, una muñeca de trapo o alguna otra cosilla eran suficiente para que en
la mañana del día de los Reyes las calles de Puente de Ladrillo se convirtieran
en una explosión de alegría infantil.
A partir de los años 60 los Reyes
encontraron en la Iglesia de Santa María de la Asunción un lugar más adecuado
para realizar un pequeño descanso en tan exigente noche.
Melchor , Gaspar y Baltasar con un paje en Santa María de la Asunción acompañados por algunos vecinos de Puente de Ladrillo.