Termina la semana con un acontecimiento que para muchos pasará inadvertido hasta que pasen o paseen por la Calle Borneo.
Hoy es el último día para pasar y disfrutar de "la casa" de uno de los miembros de esta gran familia que forma el pequeño comercio de Puente Ladrillo, la Carnicería Rosa María.
Han pasado años desde entonces, y ahora muchos asisten con la misma emoción e incertidumbre a la llegada de varios supermercados pertenecientes a diferentes cadenas nacionales e internacionales. Es curioso escuchar conversaciones que defienden las virtudes que estos establecimientos nos ofrecen como parking, envío a domicilio, montones de platos precocinados y miles de clases de helados... Ya no tenemos que pensar en lo que vamos a comer, ya no es necesario caminar por el barrio para ir a la compra, ya podemos probar sabores imposibles de helados llegados de lugares lejanos... grandes avances... (o no?)
Las familias jóvenes que llegaron a la Calle Borneo están siendo protagonistas y espectadoras de la transformación urbanística, social y económica de esta que fue una de las vías centrales del barrio. De ser una calle transitada, por la que pasar a comprar, tomar algo en una terraza, comprar un libro o la bombilla más rara del mercado y finalmente reponer los dineros en la "Caja de Ahorros"; ha pasado a ser una de las calles menos transitada y con mayor tasa de cierre de comercios del barrio. Algún día habrá que reflexionar sobre ello....
Pero nuestra intención hoy no es hacer un análisis de una realidad que está llegando a la mayoría de nuestros barrios, sino hacer un especial homenaje a una familia de emprendedores.
Rosa y Luis, llegasteis con el juego de cuchillos bajo el brazo, dispuestos a trabajar duro por arriesgados sueños, pero también con la ilusión de vivir en Puente Ladrillo. Desde el primer momento quisisteis formar parte de la parroquia en catequesis o dándole vida a algún despistado Rey Mago; de la organización de las fiestas junto a Puentelave; y por supuesto quisisteis formar parte de la historia de Escuela Abierta en el grupo del baile, grupo de bordado charro, grupo de dulzaineros, viajes y excursiones al Zoo de Madrid o a Mogarraz, y lo último, esos sabrosos talleres de decoración de platos.
Tenemos que reconoceros que aún recordamos con especial cariño la gran traca que sonó en el patio de las antiguas escuelas para anunciar la llegada de vuestro primer hijo, quien luego siguió vuestra estela estando siempre disponible para tocar la guitarra o dar un taller de primeros auxilios.
En el Movimiento Junior continúan siendo famosas aquellas hamburguesas, salchichas o muslitos de pollo personalizados que formaban parte del menú de sus campamentos, y que vosotros preparabais cada día para que llegaran con todas las garantías sanitarias y para que pasaran los controles de los exigentes paladares de chavales y educadores.
Son muchos los mayores del barrio que han podido seguir viviendo en sus casas de manera autónoma un poquito más de tiempo, gracias a los menús preparados "como en casa" por Luis en esa cocina-laboratorio que esconde la trastienda.
Han sido años de alegrías, también de enfermedades, pandemias, preocupaciones, y muuuuucho trabajo compartido.
Por todo esto y todo lo que queda en la trastienda ,desde este espacio queremos haceros llegar:
-La gratitud de Puente Ladrillo. Vuestra carnicería y presencia ha sido un regalo durante todos estos años. Estad seguros de que la carnicería Rosa María ya forma parte de la historia del barrio. Muchísimas gracias.
-Y una efusiva felicitación por dar el paso valiente y seguro hacia algo mejor.
Ahora os toca "un cambio de fogones"
pero ¡no cambio de barrio!
Así que nos vemos por Puente Ladrillo para compartir nuevos sueños, nuevos trabajos, nuevos retos y si tercia, echar una jota.
Suerte, vuestro mejor plato está por llegar.